SUENAN, SUENAN BUSCA PIES, SUENAN BUSCA PIES...

Pero si fueran buscapiés, son centenares de candelazos y explosivos que en los festejos populares de las fiestas novembrinas, son lanzados sin compasión ante cualquier transeúnte desprevenido, o incluso en el mismo grupo de festejo. Noviembre en algunos barrios o sectores populares de la ciudad, se traduce en la potestad que tiene cualquier ciudadano para untarte la cara de cualquier mezcla pegajosa, grasienta, colorada o maloliente, es decir, es algo así como el poder que se autoconfieren ciertas personas para bañarte y ensuciarte, hagas o no parte de la celebración, puedes estar sentado en la puerta de tu casa, o salir a la cuadra siguiente, no importa, se asume en la masa cartagenera que si sales a la calle por gusto u obligación, serás el blanco donde reposarán cualquier cantidad de polvos, liquidos o mezclas, estarás expuesto a perder un ojo, o a quedar con el rostro desfigurado, si por la ventanilla de la buseta en la que te encuentras, entra alguna bolsita con agua, fango u orín, acompañada por un par de piedras.
Esta es la lectura que hacen de las fiestas novembrinas una importante cantidad de cartageneros, para ellos no se trata de un disfrute, de un goce, del que debe hacer parte toda la ciudad. El objetivo de estas personas es intimidar y aullentar al otro, crear temor al salir a la calle, debes paralizar tus actividades, si no quieres ser victima de todos estos abusos, porque la consigna es “Si no quieres que te mojen, ni te ensucien pa’ que sales, estamos en fiesta' ” . Como si fuera poco durante estos festejos los centros de atención hospitalaria deben estar más que atentos para recibir cualquier cantidad de heridos, como suele suceder, este año el número ascendió a las 45 victimas sólo en la noche del Bando.
¿Qué es esto señores se necesitarán un par de clases de historia para aprender el verdadero sentido de lo que se festeja, para reconocer que debe ser una celebración que integre, y no que divida a los cartageneros, entre temerosos y atrevidos?
UNA CAMPAÑA DE GIOIELLO UNICO, A FAVOR DE LAS VERDADERAS FIESTAS DE INDEPENDENCIA………..!

...LLUVIA, BENDITA LLUVIA ...

Mientras hay quienes se deleitan, bajo la protecciòn de sus hogares y el calor de las sabanas, de los "empapados" dias que se pasean por Cartagena, existe una importante cantidad de ciudadanos a los que el agua les ha llegado como una visita imprudente recorriendo todos los rincones de la casa, y es asi como la nueva labor matutina de estas personas, consiste en armarse con jarra y balde, para expulsar a la liquida visita.

Asi mismo, a otro centenar de familias, residentes del Cerro de la Popa, simplemente les ha tocado observar la manera en que estas lluvias han arrollado sus casas y se las han llevado hechas barro con la fliudez de sus aguas...

Se trata de una emergencia invernal, que entre otras cosas, esta convirtiendo al Cerro de la Popa, en una avalancha de barro, que no se detiene ante el desamparo de quienes han tenido poco,y que ahora se han quedado sin casitas de madera, de barro, sin cambuches, sin nada........................

Pero eso no es todo, el territorio colombiano se encuentra unido al compartir el infortunio de la emergencia invernal, el panorama es abrumador : El Rio Magdalena ha sobrepasado sus limites y esta a punto de desbordarse, corregimientos del Sur de Bolivar, y poblaciones de Sucre, Valle del Cauca, se encuentran con casas, calles y plazas sumergidas en las aguas.

En general, a lo largo y ancho del territorio nacional tenemos una exposicion de: crecientes de quebradas, derrumbes, personas atrapadas por los deslizamientos, trancones en las vias, avanlanchas de agua, tardes negras y lo màs terrible, perdidas humanas.

En que terminarà todo esto, la naturaleza lo sabrà, por ahora el llamado es para el gobierno, entidades encargadas, alcaldes y gobernadores, para que dejen de quemar el tiempo en discusiones inùtiles, y no se hagan los de la vista gorda, ante el fisico desamparo de todos estos miles de colombianos, a los que la naturaleza les ha quitado lo poco que tenian, para desafortunadamente depender, de las lentas y minimas ayudas del gobierno.